los insectos sociales son los que forman grandes comunidades, en las que los diversos individuos se dividen las funciones necesarias para el bienestar de todo el grupo.
Algunos organismos marinos, como los corales, forman colonias, cuyos miembros están anatómicamente unidos entre sí. Los insectos sociales constituyen, por el contrario, agrupaciones de individuos, en las que cada uno es independiente, a pesar de que desempeña funciones de utilidad común. Entre las abejas, por ejemplo, se distinguen una hembra, fecunda (abeja reina, la única capaz de ovular), muchas hembras estériles (obreras que procuran el alimento y nutren a las larvas) y algunos machos (zánganos). Sus viviendas tienen una disposición ingeniosa y, a menudo, imponente: colmenas (con panales de miel y celdas para las larvas), hormigueros (excavados en la tierra o en la madera) y termiteros (de hasta varios metros de altura; construidos de barro y madera triturada).
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