El primitivo cazador-recolector dependía de las presas que lograba capturar. Al seguir a los rebaños de herbívoros aprendió los mecanismos de su funcionamiento y en un determinado momento logró conducirlos donde él quería, limitándose a matar a algunos cuando lo necesitaba. Así nació la gandería.
LA DOMESTICACIÓN
En las primeras grandes culturas de la antigüedad, desde la mesopotámica hasta la egipcia, aparecen ya documentados distintos animales domésticos. Se trata en su mayor parte de herbívoros o aves tales como vacas, cerdos, gallinas o patos. Casi con el comienzo de la domesticación se inició también la cría selectiva, dando lugar en poco tiempo a distintas razas y variedades apropiadas para determinados productos. Si al principio fué la carne el principal de todos ellos, pronto el hombre supo sacar provecho de otros recursos tales como la leche, la lana, la piel o las plumas y los huevos en el caso de las aves.
La rapidez de algunos herbívoros como el caballo debió fascinar al hombre, que más tarde logró domesticar a éste animal y utilizarlo como medio de trasporte durante milenios. Otras especies como el asno o el camello sirvieron para los mismos fines, mientras que la fuerza de los bóvidos fué utilizada como herramienta importantísima en las labores agrícolas. La cría selectiva permitió obtener animales de gran tamaño, muy fuertes pero de carácter pacífico que tiraran de arados o carretas.
IMPACTO DE LOS ANIMALES DOMÉSTICOS SOBRE EL MEDIO
El animal doméstico en sí mismo no constituye un elemento perturbador del medio, pero al no estar sujeto a las reglas naturales que regulan la existencia de todo animal en la naturaleza y al ser objeto de una cría en régimen de monocultivo, por analogía con el mundo vegetal, se convierte, muchas veces, en un factor que incide muy negativamente sobre el medio ambiente.
El problema causado por la presencia del ganado doméstico o de las aves de corral es similar al de las plantas cultivadas. En primer lugar está su necesidad de espacio, creciente a medida que han ido aumentando las necesidades de las poblaciones humanas. Aún cuando en los países industrializados una buena parte del ganado se mantiene en régimen de estabulación, en los países en vías de desarrollo se recurre a la creación de pastos para lo cual se alteran gravemente los ecosistemas naturales. Grandes extensiones de selva son aniquiladas para que en ellas crezca la hierba con la que alimentar al ganado, cuya carne se exportará a los países más ricos. la necesiad de nuevos pastos y de cercados para mantener al gando va reduciendo el hábitat de la fauna autóctona, poniendo a menudo en grave peligro de extinción a especies antaño abundantes. El tigre en la India o el rinoceronte en Africa son buenos ejemplos de este tipo de amenaza.
Por otro lado está la destrucción fisica de los posibles enemigos del ganado, bien depredadores directos o competidores indirectos, que caen víctima de las campañas de exterminación de ganaderos sin escrúpulos. El caso del lobo o el oso en Europa es un buen ejemplo de este tipo de peligro para la fauna silvestre.
El sobrepastoreo del ganado doméstico es un peligro añdido a la acción de los diversos contaminantes de origen industrial, agotando la vegetación y esquilmándola más allá de los límites de recuperación. Especies como la cabra pueden transformar un paisaje verde en un erial si se permite que un rebaño muy numeroso paste en esos terrenos.